sábado, 24 de abril de 2010

Pensamientos a granel: sobre la muerte



Flores… ¿para qué? ¿por qué?
Tierra… por fin le somos útiles.
Huesos… de eso nos escapamos, a eso no volvemos.

Por eso no puedo creer en la reencarnación, sin embargo, no desaparecemos, la energía no desaparece, se transforma. Eso dicen.





Dolor… físico, no físico, ¿alguno desaparece?
Palabras… ¿será el lenguaje algo que nos llevamos?
Recuerdos… ¿se acordará mi abuela de mí? ¿si llego, cómo la encuentro? ¿si la encuentro, me reconoce?

¿Qué nos queda? Ojalá nos lleváramos los recuerdos, el lenguaje, la música... junto con el alma.




Alma… dicen que pesa 21 gramos, que el cuerpo la expulsa, que a veces resplandece y que no tiene color.

Podría estar así para siempre, llenando hojas con preguntas que nadie puede responder, gastando tiempo preciado en algo tan imposible de resolver y que estos días no deja de hacer ruido ni en mis sueños.





Conozco la tristeza de perder a un ser querido y en parte, esa tristeza se produce por tanta incertidumbre. Hay personas que tienen una imagen mental del cielo, con nubes y un portón dorado en dónde el portero es San Pedro, pero algunos simplemente no podemos creer que todo sea así de tajante y simple.





Bueno, nadie tiene en su poder esa verdad, el nombre del lugar exacto donde nos vamos, quizás somos tan insignificantes que ni siquiera tenemos el derecho de saber sobre nuestra próxima etapa, no hasta que ya no podamos contar nada.




Eso sí, creo en esa segunda etapa, creo en formar parte de algo más y que la vida no sea la única experiencia al lado de la gente que conocemos y queremos.

Mañana no voy a pensar en estas cosas.


Amiga, no desaparecemos, sólo debemos esperar. Fuerza.