jueves, 18 de marzo de 2010

"Oh boy!" Quiero hablar sobre Holden Caulfield

Conocí a Holden Caulfield en uno de los momentos más apáticos de mi vida y como tantas personas en el mundo logré quererlo y no comprenderlo. El narrador y personaje del Guardian entre el centeno (en inglés The Catcher in The Rye) novela escrita por J.D. Salinger (1919 – 2010) es sin duda uno de los amigos ficticios más interesantes, entretenidos y bueno para los garabatos que uno podría tener. No podría describirlo a cabalidad, creo que nadie puede, pero si podría nombrar sus principales rasgos en los que me vi reflejada… una de las sensaciones más geniales que uno puede experimentar es encontrar a alguien – ficticio o no- con más de 10 cosas en común con uno mismo.

“Entre otras cosas, verás que no eres la primera persona a quien la conducta humana ha confundido, asustado, y hasta asqueado. Te alegrará y te animará saber que no estás solo en ese sentido. Son muchos los hombres que han sufrido moral y espiritualmente del mismo modo que tú. Felizmente, algunos de ellos han dejado constancia de su sufrimiento. Y de ellos aprenderás si lo deseas. Del mismo modo que alguien aprenderá algún día de ti si sabes dejar una huella. Se trata de un hermoso intercambio que no tiene nada que ver ver con la educación. Es historia. Es poesía.”




El de la foto es Holden, con su gorra de cazador… a Holden lo fastidian cosas muy pequeñas y cosas muy profundas que si se suman se vuelven centenares, conversaciones estúpidas, películas, taxis, la frasecita “fuck you” escrita en las escuelas, la frasecita “buena suerte” que la gente usa para despedirse, la gente con maletas de menos calidad y más baratas que las de él (y no por clasista, sino porque odia que la gente se acompleje y las esconda), las flores en los cementerios y su inutilidad, la repetición de una frase, los snobs, el egocentrismo de algunos y los colegios caros en los que siempre fracasaba, sólo por nombrar algunas cosas…

“Espero que cuando me llegue el momento, alguien tenga el sentido suficiente como para tirarme al río o algo así. Cualquier cosa menos que me dejen en un cementerio. Eso de que vengan todos los domingos a ponerte ramos de flores en el estómago y todas esas puñetas... ¿Quién necesita flores cuando ya se ha muerto? Nadie.”

“—Los coches, por ejemplo —le dije en voz más baja—. La gente se vuelve loca por ellos. Se mueren si les hacen un arañazo en la carrocería y siempre están hablando de cuántos kilómetros hacen por litro de gasolina. No han acabado de comprarse uno y ya están pensando en cambiarlo por otro nuevo. A mí ni siquiera me gustan los viejos. No me interesan nada. Preferiría tener un caballo.”


“—Deberías ir a un colegio de chicos. Pruébalo alguna vez —le dije—. Están llenos de farsantes. Tienes que estudiar justo lo suficiente para poder comprarte un Cadillac algún día, tienes que fingir que te importa si gana o pierde el equipo del colegio, y tienes que hablar todo el día de chicas, alcohol y sexo. Todos forman grupitos cerrados en los que no puede entrar nadie. Los de el equipo de baloncesto por un lado, los católicos por otro, los cretinos de los intelectuales por otro, y los que juegan al bridge por otro.”


De seguro quienes no lo conocen pensarán que es un pendejo insoportable, porque, sí, tiene 16 años y todo lo deprime, pero a medida que uno deja de cuestionarlo y lo observa comprende que éste muchacho es uno en un millón y que por eso está tan solo, y que por eso es como es, y que además es simpático y hasta causa ternura que la única persona en el mundo a la que soporta y además adora sea su hermanita de 10 años Phoebe.


Resumiendo tantas ideas presentadas por Salinger, en esta novela para adolescentes al más puro estilo Mala Onda de Fuguet (en realidad, Fuguet fue influenciado por Salinger antes de escribir Mala Onda), supongo que el problema de Holden es su complejidad en un mundo simplón, adulto y aburrido, en donde ser exitoso es lo que cuenta, aunque no se tenga mucho en el corazón o en la cabeza. Holden busca lo que no encuentra y jamás encontrará, Holden sueña con ese mundo adaptado a él, Holden no quiere aceptar que tiene que crecer y dejarse rodear por todos esos “phonies” bastardos e hijos de puta a quienes tanto odia, aunque su odio sea momentáneo.

A veces cuando camino muchas horas por la calle, sólo vagando, o cuando trato de entablar conversaciones que no funcionan, o cuando veo a mi hermana chica, y siento que descanso en mi versión chilensis de Phoebe, pienso en Holden…


“Muchas veces me imagino que hay un montón de niños jugando en un campo de centeno. Miles de niños. Y están solos, quiero decir que no hay nadie mayor vigilándolos. Sólo yo. Estoy al borde de un precipicio y mi trabajo consiste en evitar que los niños caigan a él. En cuanto empiezan a correr sin mirar adonde van, yo salgo de donde esté y los cojo. Eso es lo que me gustaría hacer todo el tiempo. Vigilarlos. Yo sería el guardián entre el centeno. Te parecerá una tontería, pero es lo único que de verdad me gustaría hacer.”


A mí también me hubiese gustado trabajar atrapando niños que pueden resbalar por un precipicio en un campo de centeno. A mí también me hubiese gustado saber en qué momento Holden cayó por ese precipicio y en qué momento su hermanita Phoebe va a caer, porque eso pasa con la gente que es una en un millón, siempre sufren una caída gigante antes de aprender a aceptar la vida como tal.

3 comentarios:

Giselle dijo...

qué buen libro, y que personaje es Holden.. ícono de la disfuncionalidad de una generación, ahora los Holden y los Matías Vicuña nacen en masa, algunos intentando ser guardianes entre el centeno, y otros resignados al lugar donde les toco caer.
Pillé el blog de casualidad, saludos !

Romina Olivares dijo...

Ufff... bien profundo e identificativo querida amiga, que quieres que te diga me deja sin palabras... así es esto, estamos obligados al precipicio... bueno algunos nos resistimos aunque nos cause un dolor grande... no quiero en verdad caer... y menos ver como al rededor todos estan ahí abajo... es horripilante... TODO EL PUTO MUNDO ES IGUAL... por qué?!!! y por qué debemos ser todo ser iguales ¬¬ ...pero como te dije algo bueno viene... y la basura quizas no se puede eliminar pero bueno... así es esta ciudad, ese mundo y creo que hasta el universo

Giselle dijo...

Si no haz visto Brazil o Doce monos, te las recomiendo.. son las que más me gustan de él, aunque Tideland igual me entretuvo harto.
Te agrego de vuelta (:
Saludos !